Cartas desde el futuro para la generación del año 2015: el agua y el desarrollo sostenible
Aprendiendo los secretos del agua. Buceando en Nusa Lembongan (Indonesia)… con MANTAS!!
Hoy, 22 de marzo del año 2093, la Confederación de los Pueblos de la Tierra celebramos el primer centenario del Día Mundial del Agua, adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 22 de diciembre de 1992. Creemos haber descubierto el modo de distorsionar el espacio-tiempo para hacer llegar la presente carta a la generación de 2015, donde la humanidad entera se enfrenta al reto de alcanzar las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Se trata de una carta dirigida a fomentar una reflexión transnacional que consiga gestionar eficazmente las políticas futuras del agua, especialmente para las tres dimensiones del desarrollo sostenible: social, económica y ambiental. Albergamos la esperanza de sensibilizar a la opinión pública y hacer reaccionar a la ciudadanía mundial del año 2015 para participar, sobre bases representativas y directas, en la construcción de una política del agua a nivel local, nacional e internacional. Un movimiento de participación ciudadana cuyo enfoque transdisciplinar capte las interconexiones entre la alimentación, la salud, la energía, el comercio, el medio ambiente y el agua.
El Decenio Internacional para la Acción: “El agua, fuente de vida 2005-2015” supuso un intento de garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua. Pero vosotros, nuestros bisabuelos, abuelos y padres, hicisteis caso omiso de las múltiples recomendaciones que los expertos ecologistas de todo el mundo advertían desde Estocolmo en 1972, el Club de Roma en 1973, la comisión Brundtland y el informe Nuestro futuro común de 1987, la Cumbre de la Tierra de 1992, el Programa de Acción de Barbados de 1994, la Cumbre sobre Desarrollo Social de Copenhague de 1995, el protocolo de Kyoto de 1997, la Declaración del Milenio con la aprobación de los Objetivos de Desarrollo del Milenio en 2000, Johannesburg 2002, o Río+20 en 2012, entre otros muchos. Hoy lloramos por vuestra irresponsabilidad para preservar la vida y alcanzar un desarrollo sostenible. Lloramos porque nos habéis fallado con vuestros hábitos de consumo irracional de explotación y agotamiento de los recursos naturales. Lloramos por el estrés hídrico que soportamos por vuestra incapacidad para reaccionar a tiempo y por toda la contaminación térmica, radioactiva, química, orgánica, por hidrocarburos y por policlorobifenilos que habéis causado en el agua. Todas las amenazas medioambientales a las que nos enfrentamos a finales del siglo XXI son indicios de una enfermedad cultural y espiritual guiada por una ideología neoliberal, cuyos síntomas patológicos se observan en la exclusión social de los más pobres con la privatización del agua desde la década de 1980, especialmente en Occidente. ¿Cómo pueden llamar “progreso” al flagantre estado de ecocidio y genocidio que acaba con la vida en la Tierra y excluye a los más pobres?
El principal objetivo de esta carta es conseguir que la propiedad, la gestión, la distribución y el control político del agua vuelva a ser público. El agua es un bien común de la humanidad, y por tanto, el agua es un derecho humano universal. En este sentido, la cumbre de la Asamblea General de las Naciones Unidas de septiembre de 2015 en New York, donde se aprobarán los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), representa una oportunidad innata para crear una autoridad mundial del agua que establezca normas universales para su utilización sostenible. Siguiendo el sexto objetivo de los ODS para 2030, que persigue garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua, la creación de un Tribunal Mundial del Agua constituiría un dispositivo de control, evaluación y seguimiento para implementar las políticas del agua a escala local, regional y nacional. Los ODS constituyen un reto de gobernabilidad mundial que requiere un consenso planetario y para ello es necesario que todos los pueblos tomen consciencia de la ilusión político-económica de un crecimiento sin límites. El año 2015 constituye un punto de inflexión para hacer frente al desafío geopolítico y geoestratégico del agua. Evitar los conflictos bélicos que han ocurrido a mitad del siglo XXI requiere superar la visión antropocéntrica impuesta a los diversos bienes naturales comunes, que los reduce a bienes económicos mercantiles. La absurda irracionalidad del sistema social y económico que despreció a la comunidad de seres vivos por el afán de lucro de una élite humana minoritaria, convirtiendo toda fuente de vida en productos de mercado, nos ha obligado a migrar a planetas lejanos para salvaguardar la supervivencia humana. Perdidos en mitad del universo lloramos por las millones de especies vivas que tuvimos que abandonar en la bioesfera terrestre por no haber sabido reaccionar a tiempo para alcanzar un desarrollo sostenible.
El año 2015 es la mayor encruzijada paradigmática de la humanidad para decidir sobre la manutención de la vida en el futuro. El agua es el elemento crítico para la proliferación de la vida en la Tierra, un pequeño planeta que gravita en torno a un sol periférico de la Vía Láctea. El agua es el recurso natural más importante y la “madre” de las células de todos los organismos vivos surgidos hace 3.800 millones de años. Se trata de un bien común escaso y limitado a escala local y global que ha permitido el nacimiento y la evolución de numerosas civilizaciones humanas por casi todos los rincones de la Madre Tierra. La Gran Historia muestra que las civilizaciones florecieron en zonas favorables a la agricultura y al comercio, como la cuenca de los ríos y las zonas costeras. Además, el aspecto purificador del agua es un elemento transcultural con ritos en la mayoría de las religiones, como el cristianismo, el hinduismo, el islam, el taoísmo, el judaísmo, el sintoísmo, o el movimiento rastafari, entre otros. El agua es el punto de encuentro transpolítico de la emergente ciudadanía mundial de la Tierra-Patria y ustedes tienen en sus manos el futuro de la vida, porque ésta depende del agua para continuar su evolución. El año 2015 es la última oportunidad para evitar el colapso de una civilización planetaria interdependiente y deben permanecer de manos unidas para superar la pobreza espiritual que les aflige y les impide sentir espiritualmente la rica biodiversidad ecológica de la vida en la naturaleza. ¡Deben actuar ahora!
Javier Collado Ruano
Director de Edición
This article was published on 22nd March 2015, for the World Water Day, in Global Education Magazine.