EL AGUA ES VIDA
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Resumen
El agua es fuente de vida. Así reza el lema del Decenio Internacional para la Acción de Naciones Unidas, cuyo objetivo fundamental es el de promover los esfuerzos para cumplir los compromisos adquiridos en materia de agua y saneamiento para 2015: Los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). A pesar de no existir un objetivo específico sobre Agua y Saneamiento, sí se incluía una meta que hacía referencia a la reducción a la mitad de la población sin acceso al agua potable y a saneamiento mejorado.Si bien a nivel global se ha alcanzado la meta relativa al acceso al agua, el incremento de la cobertura ha sido muy desigual. Sin embargo la meta en materia de saneamiento no se han conseguido.Además, el análisis de la cobertura como indicador del derecho humano al agua se muestra inadecuado. La mera existencia de instalaciones de abastecimiento no garantiza aspectos como la calidad, la frecuencia del servicio, la asequibilidad económica, la sostenibilidad, la participación o la no discriminación. El agua y el saneamiento satisfacen muchas de nuestras necesidades de ser, tener, hacer y estar. Por ello en este artículo, tras presentar los datos de los ODM y los eventos destacados ocurridos durante este decenio, recopilaremos las lecciones aprendidas enriquecidas por la experiencia de ONGAWA. Además, estamos en un importante escenario al que no se le ha prestado la suficiente atención: el cambio climático. Las confluencias con esta inminente realidad nos permitirán (esperemos) tanto crear conciencia como afianzar aprendizajes; y éstos generan acción. Y es mediante la acción que se identifican oportunidades, catalizan los procesos, y se abren nuevas líneas de trabajo que multiplican los logros. Por ello, en el marco post 2015 se precisan nuevos y más ambiciosos compromisos para desarrollar acciones centradas y coherentes con el derecho humano al agua y saneamiento y el desarrollo sostenible.
Palabras clave: derecho humano, agua, saneamiento, ODS, ODM, desarrollo humano, pobreza.
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WATER IS LIFE
Abstract: Water is the source of life. It is the motto of the UN International Decade for Action, whose main objective is to promote efforts to meet commitments on water and sanitation: The Millennium Development Goals (MDGs). Despite the absence of a specific target on Water and Sanitation, there was a goal that referred to halve the population without access to safe water and improved sanitation. While globally the target on access to water has been reached, increasing coverage has been uneven. However targets on sanitation have not been achieved. But the analysis of coverage as indicator of the human right to water is shown inadequate. The only existence of facilities is not guarantee of aspects as quality, service frequency, affordability, service sustainability, participation or non-discrimination. Because many of our needs be, have, and do are satisfied with water and sanitation. Therefore in this paper, after the presentation of the data of the MDGs and highlights events during this decade, lessons learned are collected and enriched by the experience of ONGAWA. But we are in an important scenario that has not been given enough attention: Global Climate Change. The confluences with this impending reality allow us (hopefully) raise awareness and reinforce learning. Because they generate action. It is through action that opportunities are identified, processes are catalyzed, and new working lines multiplies the open achievements. Therefore, in the post 2015 framework is needed new and more ambitious commitments to develop actions with the human right to water and sanitation and sustainable development.
Keywords: human right, water, sanitation, SDG, MDG, human development, poverty.
INTRODUCCIÓN
En Septiembre de 2000, 189 estados miembros de las NN.UU. aprobaron la Declaración del Milenio. Pero no eran solo palabras. Se trataba de un compromiso con un calendario y unos objetivos de progreso reales y medibles con los que los dirigentes comprometieron a sus países para reducir los niveles globales de pobreza. Los Objetivos de Desarrollo del Milenio (en adelante, ODM), que a través de diversas metas e indicadores, pretendían abordar los principales aspectos del desarrollo.
Dentro del objetivo número 7, garantizar la sostenibilidad del medio ambiente, se incluye la meta 7.c: reducción a la mitad de las personas sin acceso sostenible al agua potable y a servicios básicos de saneamiento.
Dada la magnitud de la tarea, en Diciembre de 2003 se proclamó el período 2005-2015 como Decenio Internacional para la Acción: “Agua, fuente de vida”. El decenio comienza el día 22 de marzo con el Día Mundial del Agua.
El reto de este Decenio consistió en centrar la atención de políticas y actividades orientadas a la consecución de los ODM en Agua y Saneamiento (en adelante, A&S). A través de la unión y promoción de esfuerzos, se buscaba lograr los compromisos de todos los actores que sirvieran para garantizar y alcanzar dichos objetivos.
El periodo de los ODM está finalizando con resultados satisfactorios en materia de abastecimiento. Pero si bien a nivel global se ha alcanzado la meta relativa al acceso al agua, todavía son 748 millones las personas que no tienen todavía acceso a fuentes mejoradas de agua potable, que son aquéllas que por la naturaleza de su construcción o a través de una intervención activa están protegidas de la contaminación externa, en particular, de la contaminación fecal. Estas instalaciones pueden ser agua entubada, grifos públicos, pozo excavado o manantial protegido.
El suministro de agua potable sigue siendo un desafío en muchas regiones porque el incremento de la cobertura del agua ha sido muy desigual. Si desagregamos los datos vemos que en el ámbito rural dicha meta sigue sin alcanzarse, y que en numerosos países sus resultados parecen estancarse, principalmente en África Subsahariana.
Por otro lado, la meta en materia de saneamiento no se ha conseguido; se requería que un 75% del planeta tuviera acceso al saneamiento mejorado, es decir, a instalaciones que separen de forma higiénica las excretas del contacto humano, como un inodoro con descarga hidráulica, letrina de pozo mejorada con ventilación, letrina de pozo con losa o letrina/inodoro de compostaje. En la actualidad son más de 2500 millones de personas las que siguen sin acceso a instalaciones mejoradas de saneamiento y 1000 millones las que se ven obligadas a practicar la defecación al aire libre. De ellas 7 de cada 10 personas viven en zonas rurales.
En África subsahariana el 70% de la población no dispone de saneamiento mejorado y un 25% todavía realiza la defecación al aire libre. En el Sur de Asia más de 1000 millones de personas carecen de acceso mejorado y más de 650 millones continúan practicando la defecación al aire libre. A pesar de ello, los avances realizados en algunos países indican que es posible realizar progresos y alcanzar objetivos perseguidos, siempre que exista un compromiso al respecto de la comunidad internacional.
EVENTOS DESTACADOS EN LA AGENDA INTERNACIONAL DURANTE ESTE DECENIO
En paralelo al desarrollo de los ODM, a lo largo del decenio del agua han tenido lugar diversos eventos clave a nivel internacional, enriqueciendo el escenario de la agenda del agua.
Fue en Julio de 2010 cuando la Asamblea de Naciones Unidas reconoció explícitamente el Derecho Humano al Agua y Saneamiento, reafirmando que ambos son esenciales para la realización de otros derechos humanos y para alcanzar el desarrollo y una vida humana digna, todo ello en coherencia con la Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH) aprobada en 1948 por la Asamblea General de Naciones Unidas. En ella se exhorta a los Estado miembros y Organizaciones Internacionales a respetar, proteger y cumplir el derecho humano relacionado con el A&S. Para ello se han de proporcionar recursos financieros, capacitación y trasferencia de conocimiento y tecnología así como un marco legislativo que permita a los países en desarrollo proporcionar A&S de forma:
Suficiente y continua para el uso personal y doméstico; conforme a la Organización Mundial de la Salud, son necesarios entre 50 y 100 litros de agua por persona y día.
Saludable, libre de microrganismos y sustancias químicas y otros elementos que constituyan un peligro para la salud. Estos peligros pueden llegar a ser graves, estando relacionados con la trasmisión de parásitos, virus y bacterias.
Aceptable, presentando un color, olor y sabor adecuados. Los servicios deben ser culturalmente apropiados y sensibles al género y exigencias de privacidad.
Accesible. El agua debe encontrarse a menos de 1000 metros del hogar y el tiempo de desplazamiento no debe superar los 30 minutos.
Asequible para todos. El programa de NNUU para el desarrollo (PNUD) sugiere que el coste del agua no debería superar el 3% de los ingresos del hogar.
Pero existen tanto derechos como responsabilidades, y los Estados tienen la obligación de garantizar que las personas puedan acceder de forma efectiva a su derecho al agua y saneamiento. Para ayudar a los Estados y a las organizaciones públicas y privadas en la tarea de respectar y promover el derecho, en 2011 la Relatora de NN.UU. para el derecho humano al agua y saneamiento publicó una recopilación de buenas prácticas: “Derechos hacia el final. Buenas prácticas en la realización de los derechos a agua y saneamiento”, y en 2014 un manual para la implementación de estos derechos.
Por último, conviene resaltar que a las dificultades para la implementación práctica del derecho al A&S se une otra preocupación de repercusión global, el cambio climático, que tiene una fuerte influencia sobre los recursos hídricos y, por tanto, sobre las posibilidades para hacer realidad universalmente el derecho al agua y saneamiento.
PROFUNDIZANDO EN LA IMPORTANCIA DEL AGUA EN EL DESARROLLO HUMANO
Este decenio ha contribuido a la concienciación sobre el agua y su problemática relacionada con el desarrollo humano. A continuación se presentan algunas claves que permiten entender la importancia del agua para el desarrollo humano y los problemas para las personas y los ecosistemas que pueden derivarse de una gestión inadecuada.
El agua es un elemento irremplazable en nuestro crecimiento como personas. Es fuente de vida, y es clave en el medio ambiente que nos acoge. El agua sacia nuestra sed y la de otros seres vivos, nos permite preparar los alimentos, la utilizamos para nuestra higiene y la limpieza doméstica, regamos para obtener alimentos, interviene en los procesos productivos siendo su impacto medible en forma de huella hídrica, es el medio de transporte de nuestros residuos gracias al saneamiento, conserva ecosistemas haciendo nuestro entorno habitable y más agradable…
Y para su cuidado como recurso es primordial tener conocimiento de los sistemas hídricos existentes y su recarga mediante el ciclo hidrológico. Con su extracción desproporcionada estamos alterando el equilibrio de este ciclo natural.
Actualmente utilizamos un 70% del agua extraída en la agricultura y ganadería. Pero la forma en que se gestiona ha provocado importantes cambios en los ecosistemas, alterándolos y contaminándolos por la utilización de abonos y pesticidas y sobre-explotando en muchos casos los acuíferos. Además, cada día comemos entre 2000 y 5000 litros de “agua virtual” embebida en la elaboración, transporte y comercialización de los alimentos. Por ejemplo, 100 gramos de vegetales consumen a lo largo de todo su ciclo de producción 20 litros de agua, mientras que 150 gr de carne consumen 2025 litros. Por tanto, el cambio de dieta y la modificación de patrones de consumo y producción que se está produciendo a nivel internacional han supuesto un creciente impacto sobre el consumo de agua en los últimos 30 años. Y a esto hay que añadir las grandes cantidades de agua que se malgastan debido al riego ineficiente o a los alimentos que se tiran.
Por otro lado, el sector doméstico, comercial y otros servicios urbanos suponen el 10% del consumo de agua; en el caso del ámbito doméstico, ésta se destina, entre otros, al abastecimiento, higiene o preparación de alimentos. Pero una importante parte de la población mundial solo se provee del agua que es capaz de transportar debido a que las fuentes se encuentran alejadas, con dotaciones incluso menores de 10-20 litros/persona-día. A este respecto, la tarea de facilitar el suministro de agua es una carga doméstica de las que son principalmente responsables las mujeres y los niños y niñas, siendo una pesada carga que supone un importante desgaste para su salud pasando factura con los años y condicionando su futuro. Por tanto, conforme se reduce la distancia a las fuentes de suministro, el tiempo invertido en el transporte será menor y la provisión de agua abastecida será mayor.
Por último, la industria y la energía juntas representan el 20% restante de la demanda de agua, y el previsible incremento en 2035 del consumo de energía (+ 35%) hará que aumente el consumo de agua en un 85%.
Otro aspecto importante que vincula al agua y al desarrollo humano se produce en la generación de aguas residuales, como fuente potencial de contaminación del entorno. A este respecto cabe resaltar que entre un 65 y un 80% del agua utilizada es devuelta a los cuerpos receptores como agua residual, y solo el 20% de las aguas residuales generadas son tratadas. Estos vertidos acaban afectando tanto a los ecosistemas como a las personas.
El agua contaminada es transmisora de numerosas enfermedades: su consumo, el contacto con ella o la transmisión por vectores como moscas y mosquitos son los responsables, por ejemplo de 4000 millones de casos anuales de diarrea en el mundo, que causan la muerte de 1,8 millones de personas, siendo el 90% menor de 5 años. Asimismo, los rendimientos y productividad tanto de niños en la escuela como de adultos en su trabajo disminuyen a causa de las enfermedades asociadas al agua y saneamiento; por ejemplo, anualmente se pierden 443 millones de días escolares debido a enfermedades relacionadas con el agua insalubre.
Diversos estudios realizados demuestran que la manera en que se eliminan los excrementos humanos es determinante para la supervivencia infantil y determinarán su desarrollo futuro, libre de enfermedades. A este respecto, la transición de un sistema de saneamiento no mejorado a uno mejorado reduce la mortalidad infantil en una tercera parte. Por tanto,el agua de calidad y el saneamiento mejorado conlleva ventajas no solo para la salud personal, sino que incide en la salud pública, en los medios de vida y la dignidad de familias y comunidades.
En la actualidad, 1600 millones de personas viven en zonas ya afectadas por la escasez física de agua, donde el uso supera la recarga natural, y se prevé que para el año 2025 dos tercios de la población mundial vivan en zonas con estrés hídrico, provocado tanto por su escasez como por el deterioro de la calidad.
Esto contribuye, sumado a otros factores, a la migración desde zonas rurales a zonas urbanas, en búsqueda de mejores condiciones de vida, aunque en muchas ocasiones acaban habitando en asentamientos informales (tugurios, slums), con enormes deficiencias en el acceso al agua y saneamiento y a otros servicios básicos. En 2020 se prevé que 888 millones de personas vivan en tugurios, y en la actualidad el 62% de la población urbana de África Subsahariana y el 43% de la población urbana del sur y centro de Asia viven en este tipo de asentamientos.
Los residentes de estos barrios pagan mucho más por el agua que un ciudadano de zonas formales de la misma ciudad y que tenga conexión domiciliaria, ya que las instalaciones son insuficientes o inadecuadas y deben recurrir a proveedores privados, mucho más caros.
Como último aspecto de los abordados en este apartado en relación con la importancia del agua, se puede destacar que en el planeta existen 276 cuencas y 200 acuíferos transfonterizos, en los que las intervenciones a un lado de la frontera afectan al otro. Aunque las tensiones crecen donde el agua es escasa, es preciso destacar que la necesidad también une, y a nivel internacional los conflictos por el agua han constituido la excepción, no la regla. En los últimos 50 años, ha habido unos 37 casos de violencia entre Estados por causa del agua, frente a más de 200 tratados relativos a la misma.
En definitiva, durante este decenio del agua se ha visibilizado la importancia del agua en todos los ámbitos de nuestra vida, además de para el medio ambiente. Por todos los aspectos mencionados anteriormente, los enfoques fragmentados ya no resultan válidos para abordar el acceso universal al agua y saneamiento, y son necesarios enfoques holísticos donde factores como los cambios demográficos, movilidad y factores climáticos se tengan en cuenta y se relacionen con una gestión integrada de recursos hídricos, desde un enfoque de derechos humanos.
HACIA UN MAYOR COMPROMISO PARA ABORDAR LOS RETOS PENDIENTES
A lo largo de los apartados anteriores ha quedado patente que el A&S son vitales para la salud y el bienestar de las personas, resultando fundamental para el desarrollo socioeconómico y para unos ecosistemas saludables, y que, además, influyen fuertemente sobre otros derechos humanos como la salud, la educación o la alimentación.
En este ámbito, los Objetivos de Desarrollo del Milenio en A&S han conseguido, impulsados en parte durante la década del agua, grandes avances, aunque todavía existen enormes deficiencias, especialmente en el ámbito del saneamiento, que sigue siendo la asignatura pendiente, ya que durante las últimas décadas ha sido el agua la que ha centrado el interés muy por encima del saneamiento. Es cierto que trabajar en saneamiento es muchas veces más complejo y costoso, pero incluso económicamente tiene ventajas: cada dólar gastado en saneamiento supone un retorno de hasta 5,5 dólares.
Por otro lado, es preciso resaltar que avanzar en la cobertura de acceso al agua y saneamiento no es sinónimo de avanzar en la satisfacción del derecho humano a ambos elementos: son necesarias intervenciones que contemplen otros aspectos como la asequibilidad económica, la calidad del agua y de los servicios, la sostenibilidad o la participación ciudadana en la toma de decisiones.
Para ello, los aprendizajes recopilados durante estos años deben tenerse en cuenta para orientar las acciones post2015, y superar las grandes desigualdades en el acceso al A&S existentes por regiones (ámbito rural, asentamientos informales) y colectivos (bajos ingresos, mujeres, niños y niñas, etc.). Entre estos aprendizajes destacan elementos clave como el fortalecimiento institucional, la gestión integrada de los recursos hídricos, la colaboración multiactor o la participación ciudadana y la rendición de cuentas de las autoridades públicas.
Tras este decenio del agua que finaliza este año, es momento de impulsar la acción, cooperación y compromiso de todos los actores implicados en los retos pendientes en A&S, de forma coherente con el resto de Objetivos de Desarrollo Sostenible. Cada actor de la escena internacional debe asumir su responsabilidad.
Desde los gobiernos del norte es preciso incorporar las obligaciones que este derecho impone al Estado en las propias políticas de agua nacionales, e incorporarlo en la política exterior (cooperación al desarrollo, comercio, internacionalización de la empresa, etc.). Para los gobiernos en los países con déficit de acceso supone la adopción de planes nacionales efectivos, dotados con suficientes recursos, que permitan el cumplimiento progresivo del derecho humano al A&S, integrando en los mismos no solo la provisión de infraestructuras, sino todo el desarrollo institucional necesario para la gestión de los servicios respetando los principios del derecho, poniendo énfasis en la inclusión de los colectivos más vulnerables y en la promoción de la rendición de cuentas, y teniendo en cuenta el impacto ambiental.
Por su parte, desde las instituciones internacionales deben extraerse buenas prácticas, formular recomendaciones a los países para su implementación, vigilar el avance en el cumplimiento del derecho a través de sus instrumentos de control, y mantener vigente la atención internacional para su cumplimiento. Igualmente, deberán promover la conexión entre la agenda de desarrollo y la lucha contra el cambio climático.
También existe un papel desde el sector privado, que debe operar teniendo en cuenta las obligaciones derivadas del derecho humano al A&S en lo relativo a cobertura universal, no discriminación y sostenibilidad del servicio, entre otros.
Las organizaciones de la sociedad civil deben seguir colaborando en la promoción de ciudadanía activa comprometida con la solución de este problema, en el fortalecimiento de las instituciones de los países con escasos recursos, en la realización de proyectos demostrativos que sirvan de modelo para la definición de los planes de gran escala, en la mejora de la gestión y las políticas públicas, y, por supuesto, en la denuncia de las violaciones de los derechos de las personas de las afecciones a los recursos hídricos.
También la ciudadanía cobra un papel relevante por su influencia en las políticas y actuaciones de entidades públicas y privadas, así como porque a través de la problemática del agua pueden acercarse a otros problemas relacionados con la pobreza y su solución. Porque somos corresponsables de los impactos sociales y ambientales de las actividades antropogénicas que están relacionadas con el A&S, el cambio en nuestras actividades cotidianas y las exigencias en el cumplimiento de conductas responsables por parte de empresas y gobiernos puede ser un importante instrumento de presión. También el acceso a nuevos modelos de consumo y de relaciones internacionales supondría importantes impactos en el acceso al agua y saneamiento, y en el alivio de la pobreza en general.
El objetivo final debe ser estimular a la comunidad internacional para que se adopten los compromisos y la hoja de ruta necesaria para hacer realidad el acceso universal al agua y saneamiento, desde una perspectiva de derechos humanos y sin olvidarnos del cuidado integral de nuestro entorno.
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This article was published on 22nd March 2015, for the World Water Day, in Global Education Magazine.