El #voluntariado como herramienta de transformación personal y social para alcanzar un #desarrollosostenible

Adrian matea zoroa, global education, voluntariadoAdrián Matea Zoroa

Graduado en Trabajo Social en la Universidad de Alicante. Máster de Servicios Públicos y Políticas Sociales en la Universidad de Salamanca. Voluntario Internacional.

Email: adrianmtazra@gmail.com

 

 

Resumen: Este artículo pretende dar una visión de la trascendencia del voluntariado en nuestra época. Se hace un breve repaso a la conceptualización del término como primer punto, para posteriormente introducirnos de lleno en las repercusiones que puede tener el voluntariado dentro de una sociedad como la nuestra, la cual se acerca a pasos agigantados la destrucción de su propio planeta. Es por ello que se plantea el voluntariado como herramienta de transformación personal y social en pro del desarrollo sostenible, contando con diversos ejemplos que argumentan esta idea a lo largo del presente documento. Asimismo se trabaja la importancia del voluntariado en algunas disciplinas de las Ciencias Sociales, llevando a cabo un especial hincapié en la ciencia del Trabajo Social.

Palabras clave: Voluntariado, Transformación personal, Transformación social, Participación ciudadana, Desarrollo Sostenible, Trabajo Social, Alumnado.

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Volunteering as Tool for Social and Personal Transformation to Achieve a Sustainable Development

Abstract: This article wants to present a transcendental idea about the volunteering in our days. It does a brief review about the concept of volunteering like first point, introducing us in the aftermath that can have in a society like ours, which is walking to the destruction of the planet. For this reason, we propose the volunteering as a tool to social and personal transformation to achieve sustainable development, having different examples which argue this idea in the document. It also exposes the importance of volunteering in some disciplines of Social Sciences, doing a special stop in the science of Social Work.

Keywords: volunteering, personal transformation, social transformation, citizen participation, sustainable development, social Work, Student.

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Introducción

Eduardo Galeano nos enseñó que “mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, pueden cambiar el mundo”. Este cambio con el que soñaba el comentado escritor se puede ir produciendo en los diferentes escenarios micro en los que las personas se van desarrollando, a lo largo de su vida a través de distintas formas. Una de ellas, la cual representa el núcleo del presente artículo, es el voluntariado.

¿Qué es ser una persona voluntaria?

Según la RAE, una persona voluntaria es aquella que sus actos nacen de la voluntad, y no por fuerza o necesidad extrañas a aquella (RAE, 2015).

Por su parte la Ley de Voluntariado de España concreta que el voluntariado es el conjunto de actividades de interés general, desarrolladas por personas físicas, siempre que las mismas no se realicen en virtud de una relación laboral, funcionarial, mercantil o cualquier otra retribuida y reúna los siguientes aspectos: carácter altruista y solidario, que su realización sea libre, sin que tengan su causa en una obligación personal o deber jurídico, que se lleven a cabo sin contraprestación económica, sin perjuicio del derecho al reembolso de los gastos que el desempeño de la actividad voluntaria ocasione, que se desarrollen a través de organizaciones privadas o públicas y con arreglo a programas y proyectos concretos dentro de los organismos en los que realicen su labor (Ley Voluntariado,2010).

En este apartado queremos añadir una característica más que acompaña a las personas voluntarias: pasión por la vida. Pasión por aprender, por experimentar, por compartir, por sentir, por enseñar, por vivir…una forma de autorrealizarse como ser humano. Nos encontramos así con personas transformadoras de su realidad, que dejan de lado su papel de simples espectadores alienados de la vida, para llevar a cabo el cambio social en los contextos micros en los que desarrollan su actividad voluntaria.

Consecuencias del voluntariado como ejemplo de participación ciudadana activa

El voluntariado se ha ido configurando como una de las más importantes manifestaciones de la participación ciudadana. La participación ciudadana constituye una herramienta que utiliza la sociedad para conseguir, entre otros fines, que la gran mayoría de la población que asume y acata las decisiones llevadas a cabo por una pequeña parte de personas que ostentan diferentes potestades, empiece a ganar poder en el espacio público y en las políticas que rigen sus vidas, acercando así paulatinamente una democracia real a sus vidas.

A través del voluntariado la respuesta colectiva va cogiendo forma y fuerza en cada uno de los contextos en los que se desarrolle su acción, trabajando en pro de la materialización de los Derechos Humanos allí donde no se respeten. Se persigue la consecución de sociedad viva, ecologista, feminista, solidaria y equitativa que busca su propia supervivencia a través de un desarrollo sostenible racional (Matea, 2015).

En cualquier caso, al hecho de participar le siguen una serie de actitudes que la persona voluntaria debe adaptar a su trabajo. Se participa en la vida social teniendo libertad para opinar sin estar condicionado por el contexto, comprometiéndose con la causa que persigue su acción. Su deseo consiste en mejorar las condiciones actuales de los contextos en los que desarrolla su trabajo, promoviendo la participación de la población del territorio y teniendo interés por tomar parte en los procesos activos. También es muy importante mantener un clima de trabajo en equipo que haga posible establecer una relación colaborativa con las demás participantes, para facilitar la consecución de los objetivos que se han marcado previamente (Arnaiz, 2010).

Sin embargo el voluntariado encuentra uno de sus mayores problemas en la misma sociedad en la que trabaja, principalmente en contextos occidentalizados.

La sociedad occidental se encuentra viviendo bajo una división entre clases. Dentro de ella y para continuar dándole vida, funciona un sistema neoliberal consumista importado de Norteamérica. En este sistema reina el individualismo competitivo entre una gran parte de los seres humanos que la habitan (Alfons, 2012). Este individualismo occidental está relacionado con egoísmo, falta de interés por la comunidad y por las normas morales constructivas, lo que provoca que en nuestro contexto reinen la desigualdad y la injusticia social, mientras la libertad y la equidad han quedado olvidadas (Berger, 1989).

Las personas que crecen en esta realidad sufren en su interior sentimientos de control, limitación, frustración…que les aleja del área de las relaciones sociales, las cuáles son básicas para el desarrollo del ser humano como animal social que es. El resultado de estas interiorizaciones es tensión, frustración y alienación, convirtiendo a la vida política (no confundir con partidos políticos) en anónima e incomprensible para amplios estratos de la población. Todas las principales instituciones de la vida moderna se han convertido en abstractas, formales y remotas, alejando así la lucha del ser humano para transformar su contexto y conseguir su felicidad (Alfons, 2012).

Para encontrar esta felicidad perdida las personas crean su propia esfera privada, repleta de actividades que intenta dar sentido a sus vidas, a su mundo, para olvidar la frustración que puedan tener, dejando salir sus impulsos irracionales reprimidos a través del uso del dinero y del consumo sin más. Sin embargo esta felicidad y realización personal no es natural, sino que es artificial y además reservada solo para aquellos y aquellas que tienen cierta capacidad económica (Berger, Berger y Kellner, 1979).

Por otro lado, existe una capa de la sociedad totalmente excluida de la misma. Nos referimos a ese 29,2% de la población que se encuentra en riesgo de pobreza o exclusión social, con unos máximos numéricos que registran cifras de 13.657.232 personas en esta condición. Además hay 400.000 personas más que el año anterior en pobreza extrema, con una cifra total de 3,2 millones de ciudadanos y ciudadanas viviendo con ingresos inferiores a 332 euros mensuales (Larrañeta, 2015). Son hijos e hijas de una sociedad inicua en la que no se da las mismas oportunidades a toda la ciudadanía. En un contexto de mera supervivencia, como el que tienen las personas que se encuentran en estos grupos, no se puede producir un desarrollo en libertad que respete la diversidad humana, y por tanto tampoco pueden participar y transformar la sociedad que le rodea. En muchas de sus situaciones abundan los valores materialistas, ya que sólo pueden pensar en el “aquí y ahora” como forma de resistir y superar su día a día, bajo unas condiciones mínimas de seguridad en sus vidas.

Asimismo, dentro de nuestro contexto a la vez existe otro grupo de personas que comparten una cultura que autodenominan “moderna” en la que se ensalzan valores como la meritocracia bajo una visión despolitizada de la vida. Estas personas, en su mayoría jóvenes, suelen provenir de familias muy pudientes que les han rodeado de lujos y bienes, sin que hayan desarrollado sus posibilidades ni oportunidades de ganarse las cosas por sí mismos. Sin embargo, una parte de la sociedad está cambiando sus valores gradualmente debido a un proceso intergeneracional, en el que las ideas posmaterialistas están cogiendo peso frente a las materialistas. Los valores posmaterialistas son fruto de ese remplazo generacional bajo condiciones de seguridad física y económica que algunas personas han podido vivenciar. A esto hay que sumar el hecho de haber conseguido con esfuerzo las metas que se han ido poniendo a lo largo de su vida, alejados por tanto de valores acomodados y neoliberales. Se da una gran importancia a la educación recibida por parte de sus familiares en la adquisición de estos valores. Además se está generalizando un rechazo a las instituciones consideradas como politizadas: partidos tradicionales, sindicatos, gobierno, parlamento, instituciones europeas, prensa y justicia… lo que abre camino a una nueva forma de entender la sociedad (Inglehart, 2002).

Por otra parte, desde diversas áreas se insta a las personas a ser ellas mismas, pero en muchas ocasiones el contexto no ofrece los medios necesarios para esa realización personal. Por ello muchas personas se pierden en el camino, volviendo a aparecer la frustración y los graves problemas personales comentados anteriormente (Bajoit, 2008). Es en estas situaciones en las que el voluntariado tiene mucho que decir.

Por tanto podemos ver cómo nuestro contexto se ha convertido en un escenario perfecto en el que tengan cabida nuevos movimientos sociales y un cambio de actuaciones políticas y culturales en las que la ciudadanía puede participar a través del voluntariado.

Voluntariado como herramienta de transformación personal y social

El voluntariado supone iniciar un proceso de cambio personal, que este escritor ha podido vivenciar en sus propias carnes. Desde mi inicio en actividades voluntarias trabajando con la diversidad funcional, pasando por los movimientos sociales y libertarios, actuando con menores… mi enriquecimiento personal ha ido en aumento y me ha ayudado a empezar a construir a la persona que realmente quiero ser.

En una época en la que todo se compra y se vende el voluntariado te da la oportunidad de conocerte a ti mismo, de ver de que eres capaz y de que no. Es importante ser realista con una misma, conociendo nuestras capacidades y aceptando nuestros límites. De esta forma podremos aceptar la persona que somos y empezar a transformar lo que queramos de nosotros mimos. Tenemos derecho a equivocarnos. Somos un todo con nuestras virtudes y defectos, y ser consciente de ellos para poder trabajarlos nos ayudará a ganar autoestima para ser capaces de enfrentarnos a nuevos retos y no perder la ilusión por transformar y mejorar el mundo que nos rodea.

Asimismo un voluntariado te abre un mundo lleno de posibilidades, en el que por ejemplo para aquellas jóvenes desempleadas (que en nuestro país suponen más de un 50% del total) les dará nuevas miras y perspectivas de futuro. Podrán salir de su rutina autodestructiva y empezar a crear su propio proyecto vital, algo que nunca hubieran podido imaginar un tiempo atrás. Además participar y compartir tiempo y experiencias con diferentes personas y en diversos lugares supone una forma de eliminar prejuicios intrínsecos e ideas prestablecidas que muchas personas llevan en su interior. Estos aprendizajes ayudan a las personas a abrir su mente y ser más humanos con ellas mismas y con el entorno que les rodea. También hay que mencionar que el voluntariado te ofrece la oportunidad de vivir, conocer, introducirte y experimentar diferentes culturas en los territorios en los que te encuentres, superando con esto la falsa idea de conocer culturas a través del turismo global (Rifkin, 2000). Las personas son así testigos de que los seres humanos son iguales y con las mismas necesidades y problemas, pero con culturas diferentes.

Por otro lado, el voluntariado también es capaz de aportar distintas facetas en las que el ser humano y la sociedad se conjugan en pro de su bien común. Las personas que lo experimentan son participantes activas de su contexto, teniendo la oportunidad de construir en su realidad micro el mundo en el que quieren vivir. Además los pequeños cambios que se van realizando, constituyen una forma de aprendizaje personal para afrontar otros aspectos problemáticos del día a día de la ciudadanía que los vivencian. Se pone en marcha un aprendizaje individual en el que las personas van aprendiendo a través de sus experiencias vitales en los lugares donde pueden realizar su voluntariado, para traspasar ese aprendizaje a la comunidad y contexto en el que habitualmente desarrollan sus vidas. Estas personas sienten que pueden transformar su vida y hacer cambios en las vidas de otras personas y en el sistema que les rodea.

Asimismo se desarrolla un proceso de conciencia social en el que las personas ven otro tipo de problemas que antes no percibían de su sociedad, la cual se está autodestruyendo a pasos agigantados, constituyendo así el primer paso para poder hacerles frente. Empiezan a darse cuenta del poder que la ciudadanía tiene al trabajar de forma unida y participar en la sociedad en la que viven, para transformarla hacia un modelo de desarrollo sostenible y perdurable en el tiempo. (Matea, 2015).

El objetivo de la vida es vivir y realizarse como seres humanos. Dignifica hacer cosas que te gustan y/o que sientas como útiles, no el trabajo en sí. Estos cambios en la vida, como consecuencia del voluntariado, pueden ayudar a un gran número de personas a encontrar lo que realmente les gusta, su pasión en la vida, una motivación propia que les ayude a desarrollarse como personas libres. Diferentes personas en 5 continentes con un mismo corazón en pro de la justicia social, equidad y respeto a la Tierra.

Voluntariado y Trabajo Social de la mano, pero diferenciados

La disciplina científica del Trabajo Social consiste en el acompañamiento profesional a personas, grupos y comunidades en el proceso de transformación autónomo de una situación que les provoca sufrimiento, hacia un cambio con el que su realidad vuelve a vivenciarse como una situación de bienestar real. Esta transformación conlleva consigo un aprendizaje propio de la persona, grupo o comunidad que le permitirá afrontar hechos similares en un futuro.

La importancia de esta profesión reside en que su trabajo lo realiza con población que se encuentra en situaciones problemáticas y muy perjudiciales. Por lo tanto si no se interviene de una forma adecuada, podrá desencadenar consecuencias todavía más negativas para la ciudadanía que requiere de la acción del Trabajo Social. Por ello es fundamental que las y los estudiantes de esta disciplina sean conscientes de la realidad que les rodea, así como de las particularidades de los contextos específicos, ya que en ella están las causas de las problemáticas y el foco en el que se tienen que centrar las intervenciones para un correcto cumplimiento del Código Deontológico de la profesión.

Sin embargo nos encontramos con una carrera considerada “fácil” por gran parte de la población universitaria y a la que muchas personas acceden por su baja nota de corte y “por hacer algo”. Esto supone un grave peligro para el futuro de la disciplina, ya que en la sociedad de “enchufismo” en la que vivimos, donde se encuentra un trabajo antes “por conocer a alguien de dentro” que por una real valía teórica y práctica, se están lanzando al mundo profesional a estudiantes que no han desarrollado un suficiente grado de conciencia y reflexión acerca de cómo poner en práctica su profesión y que podrán ejercerla en cualquier momento sin estar preparadas para ello. Además en muchos centros de estudios superiores no se trata de una carrera crítica que lance propuestas alternativas al mundo en el que trabaja.

Es en este punto en el que aparece la importancia del voluntariado dentro del Trabajo Social. Las experiencias voluntarias en distintos ámbitos sociales supondrán un apoyo a la profesionalización de las futuras estudiantes para el correcto cumplimiento de su Código Deontológico. Además a ésto habrá que sumarles los cambios personales descritos anteriormente, sembrando alicientes que las futuras profesionales puedan realizar un cambio de paradigma en su visión de actuación.

De igual forma las experiencias de voluntariado en diferentes realidades conllevan el conocimiento de diversos contextos de actuación. De este modo se da el primer paso con el que poder construir sinergias sociales, ya que se conocen y vivencian diferentes situaciones en las que se pueden encontrar puntos de encuentro, con los que intervenir desde lo más micro hasta aspectos superiores como parte de la transformación comunitaria.

Asimismo recordamos la condición de ciudadanía activa que el voluntariado lleva intrínseco. La ciudadanía activa y la participación que lleva consigo constituyen dos elementos claves para la consecución de los principios del Trabajo Social y de la pragmatización de los Derechos Humanos. De esta forma se puede recuperar el aspecto comunitario esta profesión, el cual fue el culpable de su nacimiento con el trabajo de pioneras como Jane Addams y Octavia Hill.

Por otro lado, somos conscientes de que la disciplina de Trabajo Social cuenta con un claro predominio de mujeres entre sus estudiantes. Las mujeres representan el 52% de la población total, sin embargo no están representadas en el espacio público. Desde los aparatos ideológicos del Estado (Althusser, 2005) se ha educado a toda la población en que las mujeres deben rehuir del espacio público para desarrollar su vida en el ámbito privado. Por tanto, nuestro sistema patriarcal, androcéntrico y misógino se encuentra plagado de trabas que impiden el desarrollo autónomo de todas las mujeres de nuestra sociedad. Si una mujer o colectivo de mujeres intenta ganar poder en la escena pública, la sociedad y su red social más cercana lo rechazará y se lo reprochará, escudándose sobre todo en argumentos relacionados con la maternidad y con el cuidado de familiares dependientes, impidiendo y frustrando así su libre desarrollo.

Sin embargo el Trabajo Social necesita de la aportación de las mujeres, que sean líderes y dueñas de su vida para seguir desarrollando esta disciplina, de las que son claras representantes. El voluntariado de estas mujeres puede constituir una forma de empezar a participar en esa vida social en la que vivencien nuevas situaciones para empezar a formar parte y a ganar el espacio público, en el cual todas y todos son necesarios para el desarrollo de una sociedad igualitaria, justa y que respete la vida.

Asimismo las personas que estudian otras especialidades de “lo social” como psicología, educación social, sociología… pueden encontrar a través del voluntariado experiencias del mismo tipo, por ejemplo en diferentes movimientos sociales o espacios libertarios alternativos que necesitan de esa juventud preparada y con ganas de transformación para no convertirse en meros elementos asistenciales. En este contacto saldrán retroalimentados tanto los movimientos sociales como el alumnado y con ello, la sociedad en su conjunto.

Nos encontramos por tanto en un buen momento para producir pequeños cambios en la universidad para que retorne a lo que fue y que nunca debió olvidar, una escuela de vida.

Por último no queremos terminar este apartado sin recordar que un voluntariado no puede sustituir a una actuación profesional, algo de lo que cada vez se están encontrando más ejemplos en nuestra sociedad, en la que se ofrecen plazas de voluntariado como ocupaciones laborales sin remuneración.

Los puestos de trabajo como trabajador social, psicólogo, educador social… los cuáles necesitan de una adecuada formación previa, no se pueden cubrir con personas voluntarias. De hacerlo estaríamos retrocediendo en el reconocimiento e implantación de diferentes disciplinas y contribuyendo a una sociedad de explotación en la que los derechos de la ciudadanía quedan relegados a un total olvido. Hay que tener cuidado con no sobrepasar esa delgada línea del trabajo irregular, ya que las voluntarias y voluntarios no son mano de obra barata, sino futuros agentes transformadores de la realidad. Por ello hay que cuidar y permitir el máximo despliegue a estas personas, ya que la sociedad las necesita para alcanzar un verdadero desarrollo sostenible en aspectos ecológicos, económicos, políticos, jurídicos, educativos y sociales.

Conclusiones

Tras el desarrollo del documento hemos podido comprobar que el voluntariado constituye una de las principales herramientas de participación ciudadana, capaz de llevar a cabo transformaciones interiores en las personas que lo experimentan así como en los diferentes contextos y estructuras locales en las que se pone en práctica.

Asimismo supone un apoyo imprescindible para muchas disciplinas de Ciencias Sociales como Trabajo Social, Sociología, Educación Social, Psicología… constituyendo un complemento imprescindible para la correcta puesta en práctica de estas ciencias. El voluntariado contribuye en la concientización y conocimiento de diferentes realidades, con las que las futuras profesionales de estas especialidades podrán realizar sus intervenciones, respetando sus Códigos Deontológicos y llevando a cabo con su trabajo la construcción de sinergias sociales. A pesar de todo ésto habrá que seguir estando atentos para denunciar aquellas situaciones en las que las actividades de voluntariado estén sustituyendo a puestos de trabajo profesional, ya que no se estará dando una atención adecuada a las personas receptoras de servicios.

En una época antropocéntrica como la nuestra, en la que el ser humano globalizado se ha convertido en el cáncer para su propio planeta, el voluntariado se erige como una de las vacunas cargadas de humanidad para acabar con la enfermedad que amenaza con destruir nuestra propia existencia. Por ello desde aquí abogamos por estas experiencias de vida para toda la ciudadanía en su conjunto, con las que contribuir a satisfacer la necesidad humana de construir entre todas y todos un mundo sostenible, libre e igualitario en el que poder vivir.

Referencias bibliográficas

Alfons, J. (2012). Escritos contrapsicológicos de un educador social, Granada: Biblioteca Social Hermanos Quero.

Althuser, L. (2005). Ideología y aparatos ideológicos del Estado: Freud y Lacan, Buenos Aires: Nueva Visión Argentina.

Arnaiz, N. (2010). Siglo XXI: ¿El siglo de la participación? Zerbitzuan, 48, 117-125.

Bajoit, G. (2008). El cambio social, Madrid: Siglo XXI de Editores, S.A.

Berger, B.; Berger, P.L.; Kellner, H. (1979). Un mundo sin hogar, Santander: Sal Terrae.

Berger, P. L. (1989). La revolución capitalista. Reis: Revista Española de Investigaciones Sociológicas, 47, 325-333.

Inglehart, R. (2002). El cambio cultural en las sociedades industriales avanzadas, Madrid: Centro de Investigaciones Sociológicas.

Larrañeta, A. (2015). El número de españoles pobres y en riesgo de exclusión registra máximos: 13.657.232 personas. http://www.20minutos.es/noticia/2579829/0/arope/maximos-pobreza-espanoles/2014/ (28 de octubre de 2015).

Ley de voluntariado 23 de diciembre de 2010. BOE nº 232 Sec.III Pág.78747

Matea, A. (2015). Construcción de movimientos sociales horizontales, asamblearios y autogestionados como modelo de intervención integral desde el Trabajo Social. Empezando a crear sinergias sociales. http://colaboraciones.trabajo-social.es/2015/10/construccion-de-movimientos-sociales.html (1 de noviembre de 2015).

RAE. (2014). Diccionario de la lengua española. http://dle.rae.es/?w=voluntario&m=form&o=h (1 de noviembre de 2015).

Rifkin, J. (2000). La era del acceso. La revolución de la nueva economía, Barcelona: Ediciones Paidós.

This article was published on 5th December 2015, for the International VolunteerDay at Global Education Magazine.

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