#DerechosHumanos: del principio antrópico cosmológico a la revolución molecular de la #conscienciacuántica
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¡AMANDLA! Global Education Magazine se basa en una nueva consciencia enfocada en la ética, la solidaridad y la cooperación como valores imprescindibles para el futuro común de la humanidad. Una humanidad cuya compleja pluriculturalidad es heredera del mismo código genético, cósmico-biológico e histórico-cultural, pues procedemos de la misma evolución cósmica post Big Bang. En consecuencia, el principio antrópico cosmológico, subyacente en la existencia de la vida humana, implica vislumbrar un nuevo horizonte transhumanista colectivo.
Rumbo a ese horizonte, los Derechos Humanos son un farol y un punto de referencia que ayuda a los navegantes del siglo XXI a comprender mejor los valores transnacionales, la vida autopoiética, la dignidad multidimensional, la equidad transcultural, la solidaridad transhumanista, la convivencia planetaria, la paz global, el conocimiento complejo y la libertad cósmica.
Para ello, la sociedad-mundo necesita una revolución molecular cognitiva que correlacione la inteligencia, el pensamiento y la consciencia como las bases neuro-biológicas interdependientes de la comprensión ecológica del espíritu humano. En este sentido, la evolución común del ser humano es un horizonte gnoseológico multirreferencial que debe respetar la transnaturaleza de la naturaleza humana: la consciencia cuántico-cosmológica.
Los fundamentos electromágneticos de la consciencia son una propiedad y una manifestación de la vida. De hecho, la vida y la consciencia son dos aspectos del mismo fenómeno de rizoma que interconecta el universo entero: el multiverso. De esta forma, los horizontes epistemológicos del siglo XXI, con la aparición de la teoría de los multiversos, deben dotar de sensibilidad nuestras consciencias para considerar la vida como una excepción cosmológica que nos interconecta con el todo.
Del mismo modo que el mundo cuántico “está escondido” en el mundo astrofísico, los Derechos Humanos deben ser abordados desde una consciencia cuántica que transcienda el espacio-tiempo y relacione el todo con las partes. Son las interacciones entre individuos las que producen las sociedades, pero son las sociedades las que producen al individuo. Por tanto, la evolución individual y la evolución social se condicionan mutuamente. Los Derechos Humanos son, pues, una autotranscendencia basada en la co-evolución.
La evolución biosférica de la humanidad demanda una mutación neurocuantológica que contemple todas las dimensiones del ser humano. Hablamos de navegar por las fuerzas gravitacionales y electromagnéticas de la consciencia cósmica a través de nuevos programas educativos transculturales, transreligiosos, transpolíticos y transnacionales que nos permitan desarrollar la potencialidad cognitiva reflexiva de crear una nueva visión espiritual de Gaia.
Para alcanzar esa simbiosis entre culturas y civilizaciones, se requiere un cambio de paradigma político, educativo y de pensamiento. Para ello, debemos apropiarnos internamente de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas, para lograr una consciencia espiritual y cosmológica que nos corresponsabilice con el actual escenario global de pobreza, violencia y exclusión. Si nuestras partículas subatómicas están compuestas por la energía heredada del Bing Bang, debemos escuchar nuestros corazones y correlacionar en fase la naturaleza de nuestras consciencias: creando el imperativo ético universal que nos movilice para erradicar el hambre y la pobreza extrema de los 2,6 billones de hermanos y hermanas que viven con menos de 2 dólares al día.
Javier Collado Ruano
Director de Edición
This article was published on 10th December: Human Rights Day, in Global Education Magazine.