Por la primera vez una red colombiana de defensa de los derechos de las mujeres recibe la más alta distinción sobre refugiados en el mundo

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El ganador de la edición de 2014 del Premio Nansen para los Refugiados de ACNUR – Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados – es el grupo colombiano de defensa de los derechos de las mujeres “Red Mariposas de Alas Nuevas Construyendo Futuro”, cuyos miembros arriesgan sus vidas para ayudar a las supervivientes del desplazamiento forzado y abusos sexuales.

Establecido en 1954, el premio reconoce el extraordinario trabajo humanitario en favor de personas refugiadas, desplazadas internas y apátridas. El premio incluye una medalla conmemorativa y un premio en metálico de 100.000 dólares. En estrecha consulta con ACNUR, el ganador utiliza el premio para financiar un proyecto que complemente su trabajo con personas desplazadas.Ubicada en la ciudad de Buenaventura, en la costa pacífica de Colombia, y formada por más de 100 voluntarias, la Red Mariposas ha ayudado hasta ahora a más de 1.000 mujeres y sus familias.

Colombia se sitúa en el segundo puesto mundial, sólo por detrás de Siria, en relación al número de desplazados internos con 5.7 millones de personas. En ningún otro lugar del país como en Buenaventura se siente de forma tan fuerte la devastación, fruto de cinco décadas de conflicto. Esta ciudad portuaria industrial tiene uno de los mayores índices de violencia y desplazamiento debido a la escalada de rivalidad entre grupos armados ilegales, de los que las mujeres a menudo se convierten en objetivo. Los grupos violan a mujeres y niños para demostrar su poder y fuerza y, a menudo, practican la tortura, la violación o el asesinato como venganza.

Estas mujeres realizan un trabajo extraordinario en un contexto extremadamente difícil. Cada día ellas tratan de curar las heridas de las mujeres y niños de Buenaventura y, para ello, ponen en riesgo sus propias vidas. Su valentía va más allá de las palabras. La situación en Buenaventura ilustra el impacto devastador del conflicto en las familias y hasta qué punto resulta esencial el trabajo de Mariposas. En su batalla por ganar nuevos territorios, los grupos armados ilegales en Buenaventura tratan de destruir el tejido social de las comunidades. Violan a los más vulnerables mediante agresiones sexuales, secuestros y asesinatos. Las voluntarias de Mariposas acogen a las personas desplazadas y víctimas de abusos bajo sus alas y las ayudan a rehacer sus vidas y reivindicar sus derechos.

Dotadas de unos recursos extremadamente limitados, estas mujeres desempeñan su labor a pie, en autobús o en bicicleta. Tomando las máximas precauciones posibles, recorren los barrios más peligrosos para ayudar a las mujeres a acceder a atención médica y denunciar los delitos. Este trabajo dentro de las propias comunidades es el que les permite llegar a las mujeres más vulnerables, pero al mismo tiempo también entraña peligro y amenazas de los grupos armados ilegales. La piedra angular de la asistencia que ofrece Mariposas son los talleres que organizan para ofrecer formación general y sensibilizar a las mujeres sobre sus derechos. De esta forma, las mujeres se reúnen y se dan cuenta de que no están solas en su sufrimiento, y poco a poco van recobrando su autoestima y su fuerza

La violencia sexual es una práctica sistemática y generalizada en el conflicto armado colombiano. Las mujeres que viven en los barrios más pobres de Buenaventura a menudo tienen miedo de denunciar la violencia sexual y las pocas mujeres que se atreven a hacerlo quedan desprotegidas, ya que a menudo viven cerca de sus agresores.

Restaurar la confianza en este tipo de entornos es un proceso lento y difícil. Mariposas funciona sobre la base del ‘comadreo’, que tiene un significado especial en la cultura afrocolombiana y que implica una mezcla de respeto, confianza, solidaridad y confidencialidad. La piedra angular de la asistencia que ofrece Mariposas son los talleres que organizan para ofrecer formación general y sensibilizar a las mujeres sobre sus derechos. De esta forma, las mujeres se reúnen y se dan cuenta de que no están solas en su sufrimiento, y poco a poco van recobrando su autoestima y su fuerza.

El Premio Nansen para los Refugiados cuenta con un amplio palmarés de ganadores, como Eleanor Roosevelt, Graça Machel, Médicos Sin Fronteras, “Mama” Hawa, la hermana Angélique Namaika y otros héroes menos conocidos que han trabajado en contextos peligrosos para salvar vidas y velar por desplazados forzosos.

Francesca Fontanini